Las puertas santas son accesos especiales de ciertos templos católicos que solo se abren durante los Años Santos o Jubileos, y tienen un fuerte simbolismo espiritual. Representan a Jesucristo como “la puerta” que conduce a la salvación, de acuerdo con el Evangelio de San Juan. Al cruzarlas, los fieles pueden obtener indulgencias plenarias, es decir, el perdón de los pecados.
Aunque esta tradición se consolidó en Roma con las cuatro grandes basílicas papales (San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros), solo otras cuatro iglesias en el mundo poseen estas puertas santas: la Basílica de Santa María de Collemaggio y la Catedral de la Asunción de María en Italia; la Catedral de Santiago de Compostela en España; y la Basílica-Catedral de Notre Dame de Quebec, en Canadá.
El papa Francisco abrirá las puertas santas de las basílicas romanas a partir del 24 de diciembre de 2024 para dar inicio al Jubileo 2025, un evento que busca renovar la fe y ofrecer la experiencia del amor de Dios a los fieles.
El simbolismo y las curiosidades detrás de las puertas santas
La tradición de las puertas santas data del siglo XV, aunque algunas de las ubicadas fuera de Roma tienen orígenes disputados, como las italianas de L’Aquila y Atri, que reclaman ser las primeras. Por su parte, la puerta de Santiago de Compostela solo se abre cuando el 25 de julio, día del apóstol Santiago, cae en domingo.
Una particularidad reciente es la puerta santa de la prisión de Rebibbia, en Roma, autorizada por el papa Francisco para que los reclusos puedan participar espiritualmente en el Jubileo. Además, el rito de abrir estas puertas ha sido modificado a lo largo del tiempo por razones de seguridad, como ocurrió tras el incidente que casi hiere al papa Pablo VI en 1974.